Canción de Invierno
C A N C I Ó
N D E
I N V I E R N O
Nunca salí con nadie porque
a nadie quise más que a mí,
Mirando de reojo quise
hacerte emperatriz,
Pero, soy tímido y
prefiero,
mirarte desde lejos a
pillar complejo si me haces un feo,
Si sonríes yo sonrío y me
hago el tonto si me miras,
Desvío la mirada si
sospecho que vigilas,
Y es que chica, me
intimidas como pocas,
Te vi subirte al tren con
la mirada vacía,
Cómo una mujer así, puede
sentirse mísera,
Será que el aire está
viciado en las altas atmósferas,
Pura la soledad que asola
a esta sociedad,
Que apura a la persona y
que plantea la duda,
¿Qué estaré haciendo bien?
Y, ¿qué estaré haciendo mal?
Pensé, en el trayecto del
tren, preguntarle el nombre,
Pero soy tímido, y mi
habla no responde,
Se esconde donde pueda,
donde no pueda encontrarme,
Y me enmudece el habla,
justo donde grita el alma,
Un nudo en la garganta
por sentirme un pagafantas,
Tonto por intentar entrar,
A la tía elegante, que se
mostraba distante antes de empezar,
Hay de ti si vieras lo que
ven estos ojitos,
Si pudieras ver lo que yo
veo, cuando me giro,
Cuando te miro, y veo un
pájaro enjaulado,
Que espera ser liberado,
para seguir su camino.
Si me miras, yo desvío, yo te miro, tú me miras,
Tú sonríes, yo sonrío, y
ahí es donde está la magia,
Pero yo te miro y tú
desvías, no me miras, me deprimo,
Te describo, bajo el
frío, del mes de noviembre,
Y Hoy me han vuelto a
enamorar en el trayecto de una hora,
Y ahora es mi alma quién
llora cuando vuelve a irse sola,
Sola por la puerta, y
solo añora una señora,
Que perfore esta coraza,
abrace mis vicios menores,
Preguntando a los
cristales, el cómo sería,
Si la chica seria si
quisiera, vernos algún día,
Dar la vuelta a la
rutina, hacerla más tranquila,
Y ver de cerca esas
patitas infinitas,
Pero, eres la chica
estalactita,
No te inmutas ni disfrutas
de mis comedias trágicas,
Gélida y pasiva mira como
distraída,
Ida como de este mundo, vuela
en su mundo profundo,
Mareo el lapicero hasta que
suene sincero,
Hasta que pase el
invierno y vuelva a sentirme cálido,
Pero áspero me siento
porque sigue a bajo cero,
Y sin tu refugio casi me
siento desnudo,
Y noto ya los copos, como caen y me calan,
Como arranca el tren, y se te lleva a otra parada,
Historias cruzadas, yo en Tudela de Navarra,
Tú seguiste al Norte y te perdiste entre montañas,
Ahora paseo, entre luces y aguaceros,
Caminando cabizbajo y con los cascos,
Maldiciendo el pensamiento,
que no habla en el momento, y solo piensa en el lamento.
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